Cómo fue mi primera vez [2da parte]
Reitero que este relato no pertenece al autor que casualmente suele escribir acá, esta se la contaron y el por muy cara dura firma en la parte posterior del presente post de igual manera. Sin más preámbulo, lean el desenlace de esta historia de amor y promiscuidad adolescente:
-Ari, ese es el cul*.
-¿Y?
-Ni en pedo boludo.
-Necesito meterla en algún lado.
-Más acá, más ac… ahí… ahí… despacio bolu… ¡despacio!
-¡no puedo más despacio!
¡¡CRACK!!
-¡Aaaaaaay!! eso dolió.
-¿Lo rompí? ¿No soy más virgen?
-Dale movete… despacito.
-No puedo creer que voy a acabar.
-¿Qué?!! ¿Ya?!!
-¡¡¡Sí!!! Entendéme.
- No seas boludo. Por favor ¡¡¡seguí!!!
-No puedo, disculp… ¡¡¡aaaaaaah la mierda!!!
Ella con una cara de cul* impresionante y yo feliz como una lombriz.
-Bueno, malísimo… me voy a cambiar Ari.
-¿Qué? vos de este baño no te vas.
-¿Y que querés que haga? me duele todo, ya me quiero ir.
-Vos te quedas acá porque lo vamos a hacer otra vez.
-Estás loco, yo me voy.
Automáticamente, ella intenta abrir la puerta del baño. Como yo me adelanto, arrojo una patada ninja a la puerta, logrando cerrarla de inmediato. La puerta hizo un sonido raro al cerrar, fue algo así como un: “¡cloc!”.
-Se trabó.
-Abríla.
-No, se trabó mal ¿no ves que no tiene picaporte? tiene cerradura, pero no picaporte.
-Abríla con la llave y listo.
-No tengo la llave, ¿vos pensas que tengo la llave del baño del segundo piso de la ferretería? Ni la ropa tengo…
-No… me muero.
Estábamos encerrados. Sin luz, sin agua, sin ropa… nada. No había ni siquiera algo para forzar la puerta.
-¿Querías debutar? ya lo lograste, egoísta.
-¿Yo que tengo que ver?
-Pateaste la puerta imbécil.
-Se trabó porque no tiene picaporte, no por la patada.
-Me chupa un huevo Ariel si tiene o no picapiedra. ¡Quiero salir de acá!
En ese momento no existía el celular. Pasaron 2 horas y lo que más me preocupaba era que estábamos desnudos. Porque ponele que en 2 semanas nos rescataban los bomberos. Íbamos a estar desnudos si o si.
-Ariel gritá por favor, ¡alguien nos tiene que escuchar!
-¿Qué querés que grite?, no nos van a escuchar de la ferretería! aparte, ¡¡¿cómo le explico a la abuela que estábamos garchando?!!
Al rato, ya no había más control y empecé a gritar:
-¡¡¡Tíooooooo!!!
-No nos escuchan Ariel, estoy descontrolada, no puedo más.
-Va a venir tu tío y me va ver desnuda.
-¿Y qué querés que haga mongólica? ¿Querés que arranque el inodoro y te disfrazas de water?
Después de tanto gritar, a lo lejos se escucha una voz salvadora:
-¡¿Ariel dónde estás?!!!
-¡¡¡Abuelaaaaaa!!! ¡¡Estoy encerrado arriba!!!
-¿Qué quéeee?!!!!
-¡Estoy encerrado arriba!
-¿Querés encerado de creatina?!!!
-¡¡¡Noooo, que estoy encerrado acá arriba!!!!!
No había caso, la abuela no escuchaba un carajo. El audífono de mierda que había comprado en la carnicería resulto ser trucho (que raro). Entiéndanme, en ese momento no podía gritarles que estaba en bolas cogiendo con mi novia en el baño y que me había quedado encerrado, entonces, tuve que acudir a una mentirilla:
-Me robaron y me encerraron. Estoy desnudo en el baño, vengan a salvarme, pero ¡¡¡que no suba la abuela!!!
-¿Qué qué?!!
-Que me robaron.
-Ahí voy.
Mi tío no subía y a los cinco minutos escucho tres sirenas. No les voy a exagerar. Un grupo comando policíaco entró a los gritos por todo el hall y nosotros no sabíamos que hacer. ¿Para qué mi tío había llamado a la policía? y claro, si yo le dije que me habían robado ¡¡¡qué boludo!!!
De repente, un oficial se acerca al baño y nos pide que nos identifiquemos.
-Oficial, disculpe, yo soy Ariel y estoy con mi novia en el baño encerrados y desnudos.
-Ariel, dígame por favor cuantos eran ellos y si estaban armados.
-Disculpe oficial, acá no hubo ningún robo.
-¿Como que no hubo ningún robo?
-No, discúlpeme, acá hubo un mal entendido, resulta que estoy acá con mi novia y queríamos… debutar… y bueno, nos quedamos encerrados…
De repente, un silencio absoluto y escucho.
- Ariel, aléjese de la puerta y aleje a su novia.
De repente “¡booooom!”. La puerta se cae. El hijo de puta la tiró de una patada. En menos de 30 segundos, toda la Comisaria 6ta Metropolitana estaba registrando los genitales míos y de mi novia. Increíble. Pasé la vergüenza de mi vida, y ella también, pobrecita como lloraba.
Lo que más me impactó fue ver a mi abuela. Jamás entendió que estábamos cogiendo. No dejaba de mirarme la p!j@.
-¿Ariel estás bien?
-Si abuela, espera que me pongo la ropa.
-¿Cuantos eran? ¿Te hicieron daño?
-Abuela, no nos robaron.
-Pero… ¿los lastimaron? ¿Qué les hicieron? ¡Ay! Por favor me siento muy mal.
-Abuela, ¡no nos robaron ni hubo chorros!
Mi abuela me miró fijo. Cinco segundos después interpretó absolutamente todo y exclamó: “no puede ser”. Luego, cayeron mi abuelo, mi vieja, y todo el vecindario para “rescatarme”.
¿Saben lo que era la abue mirándome la p*rong@ arrugada cómo un ñoqui?
Una serie de eventos desafortunados, una enseñanza de vida con una moraleja que sirve de guía a los jóvenes corazones que tienen mucho amor para dar: anivena nde haku vaiete che hermano/a.
¿Te perdiste de la primera parte? click here.
Sobre el autor
Vidal D. Anti fair play. Dona textos en Rock en Paraguay, The Ventan y en la revista La Factory. Seguile en Twitter, está como @vidaldel92, de vez en cuando suele decir cosas súper interesantes que te van a cambiar la vida.
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No sé si es veridico o no… pero QUE MUCHO QUE ME HICISTE REIR ^_^
Es una adaptación mía de un relato hecho por un comediante argentino, por lo tanto: falso. Pero yo también me rei mucho (?)
jajajajaa. buenisiimo!!! me hiciste reir en serio…
JAJAJAJAJAJAJA que cago de risa jajajaja q buena historia!!!