Megadeth en Paraguay: amor de metal
Los metaleros son fieles, muy fieles, demasiado fieles con los grupos que gustan. Son fans incondicionales, fueron creados para amar de esa forma a aquellos músicos que arman el soundtrack de sus vidas. No importo jamás el formato, si había que comprar un vinilo para escucharlo en la pieza o un simple archivo mp3 para las idas y venidas del trabajo en el micro, se compran sin mirar precio. Así es el amor de metal.
Megadeth es, sin lugar para la duda, de esas bandas que la escucharon familias de dos a tres generaciones, que se habrán imaginado en algún almuerzo como sería ser partícipes de un recital de tal grupo con tanta tela que ya ha cortado a su paso. Pero se quedaba ahí, en una conversación utópica, que eran conscientes que no iba a ser real.
Este año 2011 de por sí ya parece irreal, así que todo es posible por eso de la jodida nada Vulcan trajo a Megadeth, los tiró en el Jockey Club un domingo de noche y probaron para ver si alguien caía. Fuimos unas cuantas miles de personas.
Sabía que entre esa gente habían los que venían escuchando a la banda del colorado muchos más años de lo que uno podría imaginarse, llegando algunos al punto de tatuarse alguna distinción del grupo en sus humanidades, de verdad Megadeth es una pasión y la presencia de su líder Dave Mustaine frente a ellos ocasionó en ellos reacciones diversas. Conozco uno que se meo encima cuando empezó.
Pero antes hubo teloneros, oh si, Kuazar, Patriarca y The Force dieron una muestra de qué avanzado está el metal nacional, ello es inversamente proporcional a la publicidad que le dan. Duele decirlo pero es así. Ellos deberían de ser más reconocidos, cada uno de estos grupos dejaron todo en ese pequeño periodo de tiempo que tenían para demostrar porque están ahí en el mismo escenario donde enseguidita iba estar Megadeth.
Kuazar
Patriarca
The Force
Después si OMFG! Íbamos a ver a Megadeth en vivo, al mismo Dave Mustaine que en su transcurrir por Metallica sentó las bases del thrash metal, disculpas a los demás integrantes de la banda, David Ellefson, Chris Broderick y Shawn Drover pero la gente vino a ver al pelirrojo. Fueron él y su guitarra los que movieron a todo un género, el es Megadeth.
Y subieron, con Trust y de ahí no pararon, el remolineo de cabelleras era impresionante y el pogo asfixiante, no era un concierto de Julio Iglesias, era de esos recitales en los que de alguna u otra forma terminas reventadísimo, todo sudado pero muy feliz. Siguieron Wake Up Dead y la demencial Hangar 18 del épico álbum Rust in Peace, ahí se despertó el sector en donde me encontraba, por fin despertaron de su letargo y no quedaba otra: había que hacer quilombo.
Dieron un repaso de cosas bien puntuales que eran promocionar las canciones de su nuevo álbum, Th1rt3en; tocar sus éxitos con una precisión matemática envidiable y despedazarnos las cabezotas de manera tal que tengamos que juntar nuestros propios sesos del piso para que no haya pruebas para imputar a Mustaine por magnicidio. Pasaron brutalidades como Public Enemy Nº 1, Peace Sells, Whose Life (Is It Anyways?) y el toque francés A Tout Le Monde, para ese entonces ya estabamos ensamblados en una sola pieza con el grupo que estaba arriba del escenario.
Una incógnita que tenía desde hace tiempo era con qué cántico iba reaccionar la multitud cuando empiece a sonar los primeros riffs de Symphony of Destruction, optamos la gran mayoría de los presentes por la coreada patentada por los argentos. Porque tengan lo que tengan y digan lo que digan, nadie les quita la habilidad de crear coros de estadio. Qué buen momento para explotar de inmensa felicidad fue aquel.
foto: paraguay.com
Y el final… ayayay lo que fue el final Dio’ no guarde. Dejaron lo mejor para el cierre, a mi gusto personal el mejor tema de Megadeth, el bélico y ultra-poderoso Holy Wars… the Punishment Due que se me va quedar en la cabeza hasta el fin de mis días porque habrá sido el tema con más polenta que presencie de lo que va de mi carrera futbolística. No sé como agradecer a toda la gente que me estuvo pisando, codeando, empujando y pateando mientras sonaba esta canción. Lo poco que puedo hacer desde acá es mostrarles cómo fue:
Comentarios