Evanescence en Paraguay: la oscuridad será mi refugio
Por Marcela S. y Vidal D.
El pasado juega una apuesta muy grande en nuestras vidas y se nos restriega en la cara de vez en cuando, la música de aquél pasado es la evidencia más obvia de todas, no hay forma de librarte de ella. A otros les gustó tanto ese pasado que se aferraron fuertísimo a él y lo hicieron parte importante de sus vidas.
Para esos dos tipos de personas fue el concierto de Evanescence que se vivió el viernes 19 de octubre del 2012 en el Jockey, para esos que les pareció un concierto impecable que no les moverá el casillero y para los que consideran que esa es la nueva fecha feliz.
Evanescence es uno de esos grupos que todos los contemporáneos escuchamos alguna vez en nuestras adolescencias pero al llegar a una cierta edad nos (semi) avergonzamos de decir que nos gustó. No fue exactamente mi caso, pero lo es de la gran mayoría.
Al hacerse el anuncio del concierto personalmente no me sentí tan emocionada, porque como ya saben, la gira es promocional del disco homónimo, y para mí, ese disco no estuvo tan bueno a excepción de “My Heart Is Broken”, el segundo corte del mismo. Pero al acercarse los días, el recordar aquella adolescencia plasmada en absolutamente todos los temas de Fallen y The Open Door, me impulsaron a ir y aparecí mágicamente en el show.
(vía: evan-heart.com)
Arrancó la velada con teloneros de calidad pero a mi parecer un poco descolocados en cuanto al estilo del banquete principal. Por esas cosas de la vida veo a Gaia por primera vez en ese contexto poco ortodoxo, “Mariposa”, “Renacer” y repertorio nuevo pero efectivo fueron de la partida.
De corrido Flou hizo lo que sabe hacer, vayas donde vayas esta banda queda bien parada gracias a la recepción de su amplio público. Si en un concierto de rock queres tener al público en bandeja de plata para cuando entres, siempre elegí a Flou como telonero, Walter y compañía van a saber qué hacer.
Noche con ventisca leve para unas 8.000 personas dejadas a merced de la oscuridad en un punto del hipódromo y llegó nomás el turno de Evanescence de subirse al escenario central del Paraguay, arrancan con fuerza, “What You Want”, single del último disco que lleva el mismo nombre de la banda y sin parar le seguía “Going Under”, más potente aún y con mayor feedback por parte del público que se la pasó filmando y quitando fotos a Amy Lee que recibía una adoración tal cual virgen personificada.
A pesar de la poca concurrencia y de la brevedad del show, el ambiente estuvo rebosante de energía, se notaba la química de Amy Lee con el público y la emoción de la gente. Evanescence hizo un recorrido por sus 3 discos, priorizando por supuesto éste último, para la (casi) desgracia de los amantes de los dos discos anteriores, aunque tampoco favoreció la escasa cantidad de tiempo que estuvieron en el escenario.
Al ver a Evanescence en vivo se notaba aún más el predominio de Amy por sobre los demás integrantes de la banda, los constantes cambios en la formación del grupo a través de los años, la cantante como único miembro inamovible y tapa de los dos primeros trabajos, dan a entender que Evanescence podría considerarse sin problema alguno, como un proyecto solista de Lee. Supongo que a pocos molestaría esa denominación.
El setlist corto fue minado de canciones nuevas alternando con repertorio de sus primeros discos. Así como también se alternaban los cambios de ritmo entre tema y tema, lo más parecido a una montaña rusa donde la parte instrumental en piano tocado por la Amy eran los puntos bajos y los picos de emoción se elevaban a las nubes con su voz de mezzosoprano, fina y por ende punzante.
Dentro de todo, fue un concierto para recordar, una máquina del tiempo a nuestra adolescencia y el gran placer de tener a Amy Lee acá, cantando para nosotros. Cosa que 5 años atrás, era utopía.
Vestida con pollera adornada de banderas de países donde había estado anteriormente, el nuestro ubicado en su brazo derecho, continúo deleitando al público acompañado de Will Hunt en la bata que daba su show aparte haciendo malabares con sus palillos mientras tocaba, Tim McCord en bajo, Troy McLawhorn y Terry Balsamo en guitarras (este último con simpático apellido), “Lithium”, el tema favorito “Bring Me To Life” y el cierre íntimo y reconfortante con “My Inmortal”, cobraron vida propia por una noche que tenía todos los ingredientes para que resultase épica. Que lo hayan logrado o no ya queda a criterio de los partícipes de este singular evento.
Articulos relacionados
Sessions of Wave: Fuzzkrank →
Antenna – Vivo: agarra todas las señales →
Los gremios que no sabías que se adhirieron a la huelga →
amo lo oscuro.. lo macabro…. y no ser perfecta..
para mi se lleno las espectativas q se tenían del grupo, algo corto pero completo, a pesar de q no es de mi epoca, me encanta el grupo y sus canciones…