Vi a Passion Pit, Kaiser Chiefs, Massacre, Queens of the Stone Age y te lo cuento
El poder de las canciones ejerció una gran influencia sobre mi persona y me alejó un poco de la tierra donde usualmente suelo pisar.
Es que la cartelera de artistas era muy irresistible, por lo que estaba decidido a ir como sea, aunque también fui algo mongo para no ir a los Lollapaloozas que se desarrollaron en la región, donde la gama de artistas grossos era aún mayor. Bueno, es lo que hubo y no me quejo un carajo, acá les digo porqué:
La cita se dio en Buenos Aires, Argentina, en la Costanera Sur de Puerto Madero, un gigantesco predio que recibió los días 2 y 3 de abril a una cantidad considerable de artistas internacionales de grueso calibre. Lo odioso allí es el barro asqueroso e ineludible que se encuentra en todo el lugar, se te pega como la mierda en el zapato y salpica cual fuere el pantalón que hayas llevado pero no calentaba nada, ahí estaba EL ROCK! I..I (?)
Entonces fui, entré y vi pasar a un par de bandas curepas en el escenario principal, eran Viva Elástico y 202. Estaban buenos pero que me disculpen, no fui a verlos, vine por los que seguían, Passion Pit. Con 2 disquitos en su haber, estos gringos encabezados por Michael Angelakos, tienen una genial puesta en vivo. Se podía contar con los dedos la cantidad de gente que los conocían y cantaban sus temas, para el final con “Take a Walk” y el rebosante de jovialidad “Sleepyhead” como que ya los conocían todos, segurísimo estoy que se ganaron una buena partida de fans en el acto.
Se fueron estos chicos y empezaron a montar los equipos para Kaiser Chiefs, el primer grupo que metía bandera propia al escenario, bien futbolera de franjas negras y amarillas recordaron a Peñarol a algunos, en fin. Entra Ricky Wilson durante las primeras notas de “Never Miss a Beat” y se puede decir que ahí oficialmente se inicia el pogo.
Se notan los años arriba del escenario que tienen estos británicos. Ricky no para ni un momento de agitarse, el trípode donde se encuentra su micrófono estaba al pedo ahí y él se percato de eso a mitad del show y no tuvo mejor idea que romperla y tirar sus pedazos a la gente, excepto por el palo más largo que se atinó a decir por ello “I’m not going to throw you this deathly weapon”.
Seguían hit tras hit. Estábamos ante una agrupación que dominaba a miles de almas al mismo tiempo. Su tema “Na Na Na Na Naa” pega más en vivo, más que el de Batman y obvio mucho más que el de My Chemical Romance. No faltó su cuasi one hit wonder “Ruby” y los pogos máximos en “I Predict a Riot” y “Everyday I Love You Less and Less”. Breves pero lo suficiente como para dejarte en K.O.
A los Massacre allá los tienen bien arriba desde hace un par de años y desde siempre en el circuito under, no sé porqué pero pero no me sorprende que les den el espacio para tocar después de los Passion y Kaiser. Y ahí nomás aparece Walas luego de “Profunda Desesperanza”, una intro instrumental asombrosa por parte de la bandaza que lo acompaña y canta de entrada mi tema preferido de su último disco, “La Web del Siglo”.
Este gordo es un personaje irreverente sobre el escenario, el tipo no podía estar más ni ahí por nada ni nadie. Jugueteaba con muñecos desnudos y se mandaba frases célebres entre cada canción (tengo la duda de si se estudia lo que dice antes de salir o de verdad es así este señor), una que la anoté para no olvidar, fue la que pronunció antes de entonar el último tema: “Los adultos somos cadáveres de niños”. También fueron parte del potente set “Te leo al revés” y los futuros clásicos “La Octava Maravilla” y “Tanto Amor”.
Se arrimó la noche por completo y el juego de luces que poseía el escenario norte del Pepsi Music, empezaba a destilar sus mejores colores para el acto principal de la jornada. Este es un buen momento para decirles que siempre me gustó más Pepsi que Coca, no es para ser chupamedias con el evento, desde chico me gustó hacerle la contra a la corporación roja a la que igual caemos todos de alguna u otra forma.
Estaban armando el escenario y los equipos y la bandera de red para que entre Queens of the Stone Age y yo estaba en tercera fila en el medio para tenerlo frente mismo a mi ídolo personal desde hace casi una década, Josh Homme. La verdad de todo este asunto de mi viaje era para ver a su grupo, los otros vinieron por añadidura bien recibidos.
Entonces entraron ellos. Mi cuerpo no reaccionó, entré en posesión pero no en shock o parálisis por suerte, estaba dispuesto como nunca antes para destrozarme la garganta gritándoles todos sus temas por la cara y así fue. Estaba cumpliendo uno de mis sueños más añorados, cerré por unos segundos mis ojos y el pogo mezclado con gotas caídas del cielo me despertaron del letargo más corto de mi vida.
“The Lost Art of Keeping a Secret” abría la función, era la segunda vez que tocaba QotSA en Argentina, los que estaban al lado mío me contaron lo mufa que es el colorado ya que la primera vez que vino también se echó a llover torrencialmente durante su recital.
La siguiente pieza fue “No One Knows”, demasiadas emociones encontradas mientras sonaba este temazo que originalmente tenía a Dave Grohl detrás de los parches, frente nuestro teníamos a su reemplazante más que digno, Jon Theodore, el ex batero de Mars Volta. Un ingrediente explosivo en esto que ya de por sí es una bomba.
“Make It Wit Chu”, el tema más lento. Perdón, estaba muy ocupado en los demás
Alternaron de forma armónica los temones más bestiales de sus últimos 4 discos además del tema nuevo de su futuro disco, ese que andan promocionando con todo “My God Is The Sun” y déjenme decirles qué genial suena carajo. No puedo esperar más a tener … Like Clockwork en mis manos.
Se tocaron esa joyita que está en Era Vulgaris que produce un efecto taladro en la cabeza, si pensaban en “Misfit Love”, acertaron. Los mayores empujones y diría patadas pero era imposible meter ni rodillazo desde donde me encontraba, se dieron con los hits de Songs for the Deaf, “First It Giveth”, la esperadísima “Go With The Flow” y “A Song for the Dead” para dar punto final a una presentación perfecta y por sobre todo tremenda.
No llevo la cuenta de cuantos culos hubo en la Costanera Sur esa noche, lo que estoy seguro es que los rompieron todos. ¡Ah! después de ellos tocaba Catupecu, pero se produjo una “abrición” masiva por parte del público. Si no tenía otra cosa mejor que hacer me quedaba a hacerles el aguante.
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