Live! Eddie Vedder predicando la palabra de Pearl Jam

Publicado el 09/04/2013 | por Vidal D.

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Vi a Two Door Cinema Club, The Hives, Black Keys y Pearl Jam y te lo cuento

Después del día anterior que estuvo plagado de sueños cumplidos y agite intenso, había que sacar fuerzas de algún lado para asistir al día 2 del Pepsi Music que se venía con un line up tanto o más atractivo que el día 1, dependiendo de quién lo mire.

En ambos días había llegado relativamente temprano y a la misma hora para hacerme de un buen lugar. En el día 1 no eran más de 20 personas  las que se encontraban en la fila cuando acababa de llegar, en cambio para este día la cola ya era de más de 2 cuadras, es que admitámoslo, Pearl Jam era la mayor atracción popular para ambos días.

Entonces entramos, esta vez la acción principal se desarrollaría en el escenario este que estaba máaaas al fondo, por lo que el pique para llegar a primera fila fue mucho más agotador que de costumbre, pero lo conseguí y por ello quiero agradecer a mi familia, especialmente a mi mamá por haberme mandado a escuelas de futbol donde troté prácticamente toda mi infancia, hecho que me dotó de un estado que hasta ahora mantengo.

Ya estábamos ahí y me banqué a una banda nueva de ashá que se llamaba Atzmus en el que su vocalista tenía más pinta de rabino que otra cosa, su banda sonaba muy bien por lo que recuerdo pero no me conmovió. Finalizaron ellos y empezaron a montar la artillería de la primera agrupación internacional del día, los Two Door Cinema Club.

Oriundos de Irlanda del Norte, esta se convertía en su primera visita a este lado del mundo, una banda que la había pegado fuertísimo con su álbum debut Tourist History y que venía a presentar su segundo trabajo de nombre Beacon, un disco lindo pero para mi gusto no superaba al primero. Bue, tema aparte, aquí vine por su show y estuvieron geniales.

El cantante Alex Trimble vino preparado como para encadilar a la gente que lo mirara demasiado, ya que tenía puesto un saco platinado que brillaba mucho debido a los rayos del sol que impactaban contra su humanidad y la del resto de sus compañeros durante su presentación, también se lo veía algo gordini comparado con sus videos.

Hablemos entonces de su toque, donde alternaban alegremente hits radiales como “Undercover Martyn”, “I Can Talk” y sus tonadas nuevas que estaban bajadas un cambio como “Next Year” y “Handshake”, esta última muy aclamada por un drogón en particular que estaba a 2 filas detrás mío (“¡Daleee, tocate Handshake, colorado!”).

La sensación al terminar el show de TDCC fue linda aunque podría haber sido mejor, la hora que tocaron no fue la ideal así como la frialdad de sus músicos no me movió tanto el casillero, a pesar de que eso último se entiende por el lugar donde provienen. Como sea, se venía The Hives y yo estaba más feliz que perro con dos colas, gato con dos atunes, putañero con dos pendejas y gordito con dos choripanes (???).

Es que ya sabía de lo asombrosos que son los Hives en vivo pero una cosa es verlos en video y otra totalmente distinta es vivir el espectáculo que hacen en primera fila, es ahí donde se vive la experiencia completa. Mirá, la que estaba al lado mío no los conocía y le dije sólo “te van a gustar” antes de que suban al escenario. Cuando estaban terminando ella fue la que no paraba de saltar y gritar por ellos.

Howlin’ Pelle y su hermano, el guitarrista Nicholaus Arson estaban loquísimos como cabras desatadas en una pradera. Pelle me había contado hace poco (ay yo) que toda esa energía que emanan en el escenario la sacan por una sed estúpida e injustificada de venganza. Y es así, su setlist no escatima descansos de ningún tipo, la tranquilidad es el mayor de los enemigos y el silencio tiene prohibida su entrada a un recital de The Hives.

Fuera de joda, fue la perfomance más enérgica que presencié en la vida, es esto lo que uno viene a ver cuando paga su entrada para ver a su banda preferida, que le dé un show de esta naturaleza, lo que puedan agregar después con lucecitas o bombas ya serían lo de menos. Este feeling humano, sudoroso y contagiante hace que tu concierto ante mis ojos sea un rotundo 10/10.

Brutalidad y espíritu adolescente con sus dos grandiosos hits “Main Offender” y “Hate To Say I Told You So”. Ah y tuve la oportunidad de pasarle la mano en 2 ratos largos a Pelle en sus bajadas del escenario, si, el mismo que se autodenominó “El rey del rock’n’roll” ese día, el podía ser lo que quería, yo le iba a dar mi sello de aprobación de todas formas por su garra al tratar de hablar español (“este es el guitarristo y este el bateristo”). En una de las dos veces se apoyó en mí para que pudiera pararse sobre el vallado, me sentí importante para que el show sea un éxito (?).

También pude tocarle al guitarrista Aurson que en la segunda y última le agarré del hombro, se dio vuelta y le dije un sincero “you’re fucking awesome”, sonrió, dijo “thank you” y continuó su vida de rockstar. Haber vivido de esta manera el concierto de The Hives para mi es como sentirse realizado, o sea, más nada puedo pedirles.

¡HIJA DE PUTA! Recordé ahora que mientras estos suecos trajeados la estaban rompiendo, al costado del escenario me fije que se encontraban uno al lado del otro Josh Homme y Eddie Vedder moviendo la cabeza. Eso entra derechito y sin discusión alguna en el Top 5 de episodios más memorables que me acompañaran por el resto de mis días.

Según el orden de bandas que tenía que ver ese día, se encontraban los Hot Chip como los siguientes a ver pero ¿qué ocurrió? Estaba en primera fila aplastado como una sardina contra la valla, eso imposibilitó todas mis esperanzas de poder ver a Alexis Taylor y compañía, espero que no haya estado tan bueno eso para así no morir de arrepentimiento :(

Igual, tan mal no me puse, ya que se subían enseguida otra de mis bandas favoritas de la actualidad, Las Teclas del Negro. ¡The Black Keys! Es impresionante como 2 personas pueden hacer un barullo tan lindo (Ok, en la mayoría de los temas habían otros 2 nabos al fondo haciendo el aguante con el bajo y el teclado, pero no sobresalían para nada).

Patrick Carney o es muy grande o su juego de batería le queda chico porque el tipo parecía un calamar de 8 patas sentado ahí pegándole a sus parches de una forma peculiar en la que aparentaba no hacerlo tan fuerte de modo a no desarmarlo. Dan Auerbach es lo más grande que hay con su guitarra, su casi nula interacción con la audiencia chupo 101 huevos gracias al manejo monstruoso de su instrumento y también por haber resucitado junto con su partner, el blues y rockabilly, consiguiendo que suene hasta más no poder en las principales emisoras del mundo (“Lonely Boy”).

El placer de estar en un concierto de este dúo es impagable, los mejores temas de sus 2 últimos álbumes que los consagraron como la última gran cosa del rock. El punto de ebullición se llega con “Little Black Submarines”, un pirí terrible te agarra en ese silencio eterno que acaba en un final explosivo, un verdadero temazo.

Otras cátedras que dieron fueron “Tighten Up”, esa joyita que se encuentra en Magic Potion llamada “Your Touch” y el brillante cierre con “I Got Mine” donde se revela el nombre de la banda en luces al fondo del escenario. Reitero: bri-llan-te.

Un 95% de la gente que fue el día 2 de este festival, fue para ver a Pearl Jam. Desde que tocaba Two Door Cinema Club que reclamaban en masa “ole, ole, ole, ole, pershaan! pershaaan!”. Una banda que provoca una comunión extrema con sus más fieles seguidores.

A dos lugares a mi costado tuve a un israelí que acompaña a la banda en su tour desde no sé cuánto tiempo, al término de la tanda principal del setlist, Eddie lo mira y lo saluda con un ademán como si fuera un viejo amigo.

El público jugó un papel demasiado importante en este recital, mientras Eddie rajeaba y susurraba las primeras notas de “Better Man”, paró de la emoción y agradeció (con nudo en la garganta, a un milímetro de las lágrimas, les juro) a todos los presentes por el coreo masivo de todas las canciones, para satisfacción y ego argento también atinó a decir que fueron un mejor público que el brasileño (lugar donde habían estado dos días antes).

Ya de un principio las emociones se ponían a flor de piel con “Release” para luego dejarnos de macanas y armar el pogo más esperado e inmenso de los dos días con “Even Flow”, se dio lo mismo el primer tema del bis, la avasallante “Do The Evolution”.

Vedder es pura humildad, en las primeras canciones preguntaba si la gente del frente estaba bien e inclusive llego a pedir que retrocedieran tres pasos los del fondo para oxigenar un poco el ambiente. Es el amor personificado este hijo de puta que se clavaba vino directo de la botella entre tema y tema. Y nos dedicó una versión en español de “It’s OK”, tenía su papelito de ayuda memoria para el efecto. De verdad estaba muy comprometido en complacer a sus fans.

Un concierto de Pearl Jam es un mero acto de celebración, de esas en las que terminas rengueando hasta 2 días después por haber entrado al pogo de “Alive”. El ápice (dale que se me van acabando los adjetivos, vieja) musical que resume todos los sentimientos recolectados esa noche, se dieron cita en el cierre de “Black” con el oh oh oh, oh, oh oh ooooh! (?) intermitente que a veces se reproduce en mi cerebro sin querer. Nada más que otro de esos momentos inolvidables que se puede dar uno en la vida.

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Sobre el autor

Anti fair play. Dona textos en Rock en Paraguay, The Ventan y en la revista La Factory. Seguile en Twitter, está como @vidaldel92, de vez en cuando suele decir cosas súper interesantes que te van a cambiar la vida.



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