I’m Still Here: Joaquin Phoenix qué genial ya sos
Uno ve documentales de todo tipo, hasta del proceso de apareamiento de unas lechugas ya habrán hecho. Te quedas colgado mirando estas piezas de investigación y te llegan a atrapar por unas horas si el tema da.
Los que se están imponiendo mucho últimamente son los documentales falsos. Una revuelta creativa a un género inagotable donde te topas con títulos tan diversos que rozan la hilaridad como la sitcom The Office y el memorable rockumental This Is Spinal Tap, también están esas que no sabes ni cómo explicarlas, sólo sabes que estuvieron buenísimas como fue la del célebre artista urbano Banksy, Exit Through the Gift Shop.
Una que podría encajar en esa última categoría es I’m Still Here, solo que esta es fácil de explicar: Joaquin Phoenix abandona la actuación porque quiere rapear. Lo complejo es explicar el porqué de tal determinación.
Allá por el 2008, JP (su seudónimo de rapper) llevó la actuación al siguiente nivel, ¿dónde es eso? su vida privada. Uno ve la película y se la cree enterita porque el tipo es un actorazo con todas las letras, ya lo demostró en Gladiator y lo confirmó en Walk the Line (también en la ignorada The Master, película perfecta si las hay) pero en I’m Still Here ofrece al mundo el papel de su vida.
Este personaje desaliñado más parecido a Jeff Lebowski en el que se convierte Phoenix es un hijo de puta básicamente y Casey Affleck (hermanito de Ben, cuñado de Joaquin) documenta todo este proceso en el que de onda se deja la actuación para explorar esta nueva faceta en su carrera. Y le va para el culo. Una de las mejores escenas es aquella en la que va al estudio del rapero/productor Diddy y escuchan el lamentable demo que grabó el actor por su cuenta.
Pero la más memorable de todas fue la que se llevó a cabo en el talk show de Dave Letterman donde apareció un irreconocible y poco receptivo Joaquin para ser entrevistado por el afamado presentador. Dicha nota es hasta hoy día, un motivo de risas. Es que si, llevó demasiado lejos todo esto, hasta llegó a garrotearse con alguien del público en uno de los pocos shows que dio como cantante de rap.
Video casero de aquella infame presentación:
Al ver este tipo de trabajos es que uno aprende a valorar a los actores, sinceramente después de ver esta, a Joaquin Phoenix lo ubique de una en un pedestal más arriba que sus demás colegas, porque hay que tener los huevos bien puestos para meterse en un proyecto así de loco.
Aprovecho el espacio para recomendar una más que sigue esta línea de “mi vida es una actuación”: Holy Motors, un verdadero homenaje al precioso arte de interpretar personajes. Una obra densa en la que su protagonista tiene como cuatro o cinco papeles distintos y no, no es Eddie Murphy.
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