Massacre – Ringo: del skate a la limo
Más de 20 años les tomo a los Massacre llegar a tocar el cielo del éxito. Si bien se esforzaron mucho por llegar, ellos con su público de skaters y gente “rara” que iba a verlos en sus conciertos siendo una banda de culto en los 90s, les bastaba.
Pero uno tiene que “venderse” en algún momento de su carrera si quiere triunfar en el resto del mundo, porque tal vez pensaron que de punk no se puede vivir, empezaron a ser musicalmente más accesibles para todos, dando mucho amor y razón en sus letras sin perder esa esencia surf-skate-ma’embo-rock que era difícil de igualar por estos lares.
La expectativa de una inmensa cantidad de público que los empezó a conocer recién desde el 2007 gracias a el precioso disco El Mamut no causo ni un tipo de presión a esta gente que se tomo su tiempo en armar el tan esperado sucesor: Ringo. La consagración sólida en cuanto a calidad se refiere de parte de los liderados por el gordo simpaticón de Walas.
Un trabajo redondo, sin imperfecciones, ensamblada por una verdadera locomotora de rock’n’roll que fue tuneándose con el pasar del tiempo. Ringo es el nitro en la carrera de los Massacre.
El disco titulado de esa manera en honor al ex boxeador Oscar “Ringo” Bonavena que tiene un antecedente similar a la banda (de la escena under a luchar con Muhammad Alí en el Madison Square Garden) y sirvió de inspiración hasta para un tema La Virgen del Knock Out, relato desenfrenado de un combate con victoria asegurada.
La Web del Siglo es la canción encargada de abrir el telón de Ringo que desde su primer segundo nos sobresalta por su potencia y madurez hablándonos en clave punk de la desconfianza que tienen sobre las redes sociales. No les culpamos.
De corrido le sigue el corte de difusión bien acertado Tanto Amor, que no sigue la estructura normal de un formato canción, sin ningún coro que sobresalga, eso sí, muchos versos que tararearas de felicidad con las sucesivas escuchas.
Se vuelven políticamente correctos e insurrectos del gobierno actual (argentino) en Muerte al Faraón, ideado para escucharlo en un viaje de noche por la carretera o huyendo de la justicia como en Tengo Captura. Viste que aún conservan ese porte punk.
Bajan cambios en la introspectiva El Deseo, se empieza a flashear con El Robot vs. La Momia Azteca y para culminar este viaje sónico tenemos Lo mío no es tan grave, con el que sellan la boca de los escépticos (si los hay) llevando a esta banda al nivel de conquistar el mainstream de América Latina y conservar el respeto de esa gente “rara” que los escuchaba cuando jugaban a ser banda de rock.
Vidal D.
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