Molotov en Paraguay: ese quilombo que nos hacia falta
Repasemos un poco las estadísticas que nos llevaron a este concierto: el año pasado el cuarteto mexicano Molotov, iba a tocar dos veces en Paraguay. La primera vez lo iban a hacer en el mes de abril teloneando a los Rock and Roll All Stars, cosa que no ocurrió; la segunda vez vinieron al país en diciembre y horas antes de su show cae una lluvia estrepitosa que impide el toque.
Finalmente se pospuso para este mes de febrero, la cita fue en el Polideportivo del club Sol de América, ya mejor preparado el lugar, por lo menos en el tema de prevención contra otra posible lluvia o meteorito, fue bajo techo y es así como nos veíamos ante otra contra: había un tufo impresionante en el ambiente y no sabemos si los equipos o el mismo lugar hicieron que el sonido fuese una poronga parlante. A pesar de todo ello se vivió un verdadero fiestón que trataré de relatar a continuación:
Al entrar al complejo notábamos que recién estaban montando y probando los equipos Salamandra, grupo que abrió una noche de mucho agite, terminaron con sus asuntos técnicos algo retrasados y sin más preámbulo empezaron su show. ¿Alguien aquí que todavía no haya ido a algún concierto de Salamandra? Es la banda que aparentemente está por defecto como telonero de cualquier artista internacional en la actualidad.
Siguieron en esta cabalgata los chicos de Antenna que no vinieron solos, oh no, como una especie de padrino apareció en escena sin llamar mucho la atención el señor Diego Serafini, líder y voz de Gaia. Sonaron muy potentes y enérgicos, nada que discutir de esta agrupación que próximamente estará sacando su disco debut, a estar atentos con eso.
Se venía la medianoche y con ello también Miky Huidobro, Paco Ayala, Tito Fuentes y Randy Ebright que venían a inyectar adrenalina al ya bien motivado público que ya era de Molotov antes de que suban a escenario.
Abrieron la maratón de éxitos con “Noko” que en su estribillo grita un “No comeremos mañana ni hoy, mami/Nos comeremos aquí entre los dos, nena”, por ahí viene la mano este grupo que con su irreverencia y bien definido carácter los llevó al respeto que gozan hoy en día.
Ponele que si juntamos a todas las personas que se suelen quejar del público paraguayo por ser apáticos en los recitales internacionales y los metíamos en el medio de este, iban a querer entrar en sus culos. ¿Querían pogo? Acá hubo para todos los colores y tamaños, para llevar o para comer ahí mismo, uno de los mejores, más quilomberos y apestosos a sudor de macho que se respeta en los que pude haber estado alguna vez.
Por su parte Molotov es una máquina sólida de crear ruido fiestero, se turnan los roles entre tema y tema y eso lo hacen muy pocos grupos. En los por lo menos 40 minutos de concierto no hubo tregua alguna, ahí es que entraron a desfilar hits como “Amateur”, “Chinga Tu Madre” y “Here We Kum”, ¡ah! obvio que tampoco faltó “Frijolero”. El sonido irregular en los micrófonos fue paliado por un feeling tremendo que nos hizo olvidar todo lo malo de ahí (estaba en las gradas Carmiña Masi) y del resto del mundo (montón de caballos locos y políticos).
Era necesario detener el calentamiento que se estaba sufriendo en el polideportivo, una gran parte de la perrada decidió despojarse de sus remeras que tenían puestas, era sofocante y Molotov para felicidad nuestra no hacían nada para evitar eso.
Es más, metían más leña al fuego versionando a ZZ Top con “Perro Negro Granjero” y dando su versión de “Bohemian Rapsody” que en este caso se llamaba “Rap, Soda y Bohemia” y ni que hablar de su reversión de “I Turn Into a Martian” de The Misfits, aquí “Marciano” que lo hicieron como en su versión de estudio y luego como se debe: bien punker especial para dar y recibir patadas en la nuca de completos extraños que se encontraban cerca tuyo, eso también era aplicable para cuando tocaron “Matate Teté” y la del coro unánime “Puto”.
Luego de un merecido descanso volvieron para el bis y allí hicieron lo siguiente: metieron a muchas minas al escenario (el gringo Randy como era de esperarse fue el más acosado de todos) para el tema final “Rastamandita”, un broche de platino para una noche de fiesta, de un rock que sonó más fuerte de lo normal y por sobre todo un show fulminante sin necesidad de recurrir a fuegos de artificio.
La gente amoretonada del pogo agradece de rodillas la presencia de Molotov en Paraguay, esperando un próximo retorno que jamás va a estar de más. Lo que si estuvo de más fue la camiseta de Guaraní con la que salió Huidobro para el bis y tampoco fue muy lindo que le hayan sacado esa remera y se quede pelando panza cervecera, en fin. ¡Vuelvan pinches cabrones!
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