Trance: qué sueño más loco tuve
La nueva tendencia en estos últimos meses es indignarse por cualquier cosa. Con todo esto de la libertad de expresión, nos hemos convertido en potenciales máquinas de odiar. La gente se indigna porque les ponen edictos, les ponen barreras de alcotest cada 10 cuadras y porque les suben los precios a las cosas. Pero todavía no vi la cantidad suficiente de indignados por nuestros cines que estrenarán Los Pitufos 2 en 3D y hacen pasar por alto esta. Putos.
El aclamado director Danny Boyle vuelve después de haber ganado un Scania de premios con Slumdog Millionaire y haberle cortado el brazo a James Franco en 127 Horas. Un señor cuya rica y variada filmografía podes verla de corrido sin ningún percance. Aparentemente es bueno en todo lo que hace y gracias al cielo que todavía no se cansa de hacérnoslo recordar.
En Trance tiene una historia bien loca que contar. Pasa que acá a James McAvoy le dan un culatazo con una escopeta durante el robo de una pintura y al despertarse no se acuerda donde mierda lo puso y por eso lo quieren cagar a tiros hasta que parezca un colador.
Hasta ahí se entiende, es el argumento principal de la película pero Danny Boyle. El conocedor de su cine sabe que a veces se le da por filmar como si fuese uno de los personajes de su película Trainspotting, muy loco todo pero no lo suficiente como para marearte, es un loco lindo este.
Bueno, para hacerle recordar donde dejó la pintura, se va a consultar con una psicóloga (Rosario Dawson) que le recomienda hipnotizarlo para ver si así no encuentra su objeto preciado, ¡bah! ni siquiera es de él, se lo tiene que dar a un matón (Vincent Cassel) porque le debe plata. Entre estos tres se arma un embrollo difícil de explicar e incluiría pecar con spoilers si les cuento algo, lo único que deben deducir es que si hay una mujer implicada: hay garche.
Películas impredecibles como esta siempre se ganarán mis respetos. Este thriller psicoanalítico te cautiva y te prohibe que te distraigas por un segundo, está compuesto por personajes frios que desconocemos de lo que son capaces: el factor sorpresa que ya pocas películas logran porque parece que ya lo hemos visto todo.
En el mejor de los casos, sentirás algo parecido a un estado de hipnosis. Aquí se juega mucho con el tema de los sueños, en un momento dado perdes noción entre lo que es real y verdadero, ok, obvio que es todo bola, son sólo actores que se les paga pero se entiende el punto. Es como Inception, con la diferencia de que esta si la vas a entender.
Sobre el autor
Vidal D. Anti fair play. Dona textos en Rock en Paraguay, The Ventan y en la revista La Factory. Seguile en Twitter, está como @vidaldel92, de vez en cuando suele decir cosas súper interesantes que te van a cambiar la vida.
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