Random Solo en la farra

Publicado el 15/09/2013 | por Luis Rios

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Estoy en una fiesta donde no conozco a nadie, callado, qué onda pio?

Sobre esa veces en las que los novios/as quedan varados en un evento de su pareja y sin saber cómo proceder, quedan ahí plantados cual figura decorativa en cualquier lugar…

Te habrá pasado alguna vez lo siguiente: fiesta de fin de año de su laburo, reunión después de 10 años de ex compañeros de colegio o alguno de esos eventos donde tácitamente es obligatorio llevar pareja. Vos accedes sin inconvenientes porque sabes que es algo importante para él/ella.

Todo bárbaro, llegan al evento y apenas al bajar del auto, sin siquiera entrar al local, se encuentra con su grupo de amigos con los que siempre está. Vos no los conoces y haces un gesto de saludo, pero al parecer, tu pareja se olvidó de que fue contigo y vos quedas como monigote parado ahí. No sabes qué hacer, entonces elegantemente volves hacia el auto para verificar que cerraste bien las puertas y ventanas y pusiste la alarma. En realidad sabes que ya lo hiciste, pero lo volves a hacer para no quedar como gil ahí parado.

Entran al lugar. A los dos pasos se encuentra con su jefe/a de sección. Ahora si se acordó de presentarte, pero ni bien le saludaste al jefe/a, tu pareja y él/ella empiezan a hablar de cuestiones laborales. Ahí no sabes donde entrar en la conversación. Entonces, una vez más para no parecer un ficus humano, miras al techo y las paredes con un aire de arquitecto o escultor como analizando la estructura y la técnica que se utilizó para construir el sitio.

Termina la conversación con el jefe/a y se dirigen hacia otro sector. Ahí se encuentran con otros compañeros, no tan cercanos como los primeros, pero también suele hablar con ellos, se acordó de introducirte pero de nuevo una conversación sobre la tarea tan pesada que les encomendó el supervisor el otro día, te opacó más que Messi a Xavi e Iniesta. En eso llega el mozo a ofrecer entremeses y vos te distraes eligiendo la botana que querés y haciendo perder la paciencia al pobre mesero.

Luego cuando parece que por fin te va a dar algo de atención, hace su entrada el director de la empresa y todo se paraliza. Te dice: “Esperame acá voy a ir a saludarle al director”. Ahí usas el último recurso que te queda: sacas el celular y haces como si estuvieras mandando un mensaje, pero en realidad te pusiste a jugar Candy Crush y paras a cada tanto para que no parezca tan alevoso, después continúas.

Terminó todo la llevas a su casa y en el camino te pregunta: ¿Qué tal la pasaste? Y para no generar peleas onomatopéyicamente respondes con un “bien” y después te dice ¿Verdad que te cayeron bien mis compañeros? Instintivamente sale un “Yyy buena onda son”. Luego de que la dejas en su casa, te quedas pensando el resto del camino y el resto de la noche: “Tuve que haber dicho que se me murió un pariente e ir callao a chupar con los perros”.

Moraleja de la historia: Si tienen que matar parientes para evitar situaciones como esta, háganlo.

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Sobre el autor

¿Se acuerdan del chismoso ese que murió? Ese no soy. Escribo lo que pienso, si no te gusta no lo leas, el único que puede censurarme es Vidal. Seguíme en @nosoyunvampire



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