Nymphomaniac: si hay sexo sin amor
Calificación final: Porno que no es porno. Un drama no tan dramático. Muchos lo llaman "ARTE". No sé che.
3
Las películas están cada vez más güasas, los actores y actrices de hoy parece que están mucho más desinhibidos a participar de cintas con alto contenido explícito. Está bueno que el sexo sea visto cada vez más como una expresión artística. La paja colectiva está pasando por uno de sus periodos más prolíficos y últimamente se debió a este ejemplar que jamás se estrenará en Paraguay, así que bájatelo ya.
Un sitial si o si está reservado en el historial de conversaciones entre los perros sobre alguna vez hacer una porno de mejor calidad de las que se suelen ver habitualmente, una más realista por lo menos, las enfermeras y las profes calentonas son todas feas, en fin. El 99,99% de los casos, las ideas que se tiran en estos divagues terminan ahí y Lars Von Trier pertenece al 0,01%.
Se me hace difícil juzgar a esta película de cuatro horas que fue partida en dos (hasta en eso se le buscaron la vuelta sexópata) porque juega mucho con la morbosidad. El morbo y el entretenimiento bien ejecutado tienen efectos muy similares en mí y en la naturaleza misma del ser humano, no se puede despegar la mirada por nada.
En la cinta se cuenta una historia que fluye por sí sola, vemos como el personaje de Charlotte Gainsbourg le cuenta con lujo de detalles sus travesías lujuriosas a un viejo cualquiera. En su historia hay de todo: competencia con una amiga de quien coge más pasajeros en un tren (aclaración al lector/a español/a, “coger” acá no tiene el mismo sentido que le das vos), su paso por el masoquismo, la vez que le dieron entre dos africanos, etc. Muy educativo.
Si, detrás de toda esa cortina de fluidos corporales se esconde una historia no muy original pero si muy bien contada. Cuesta creer que un relato bien arriesgado sobre una adicta al sexo tenga un mensaje tan básico y universal como un “no hay sexo sin amor”, vamos na Lars, esperaba algo más vueltero.
Aparte que no todo es garche, también tiene sus momentos intelectualoides, algo infumables sí, pero se aguantan bien si querés seguir viendo el resto de la historia. Es que no me podes venir a hablar de la sucesión de Fibonacci de acuerdo al número de veces que le encajo el pichicho Shia Labeouf a la protagonista.
Si estuviste mentalizado en ver una porno, vas a salir decepcionado. Si estuviste mentalizado en ver una obra bien provocativa como prometía en los trailers, vas a salir decepcionado. En ambos volúmenes se ven un par de shushús, un catálogo de pijas feas y capaz dos penetraciones fugaces. Con que te diga que mi escena favorita de la película no tuvo nada que ver con el sexo, es un indicativo de no cambiar a The Film Zone por nada.
Por más que haya tenido unas cuantas vulgaridades innecesarias, algunos momentos flojos, que no termina nunca de aterrizar de su superficialidad la narración, además de contar con un final horrible, igual estoy convencido que a Ricky Martin jamás se le hubiese ocurrido algo así al escribir “Livin’ La Vida Loca”.
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