Live! EPIC.

Publicado el 15/03/2012 | por March S.

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Roger Waters y su muralla: Epic concert is epic

Todos tenemos sueños, grandes, que parecen imposibles, pequeños que están más cerca y otros que con el tiempo empezaron a tornarse posibles. Como todos saben, los shows de Roger Waters son un record. Con nueve River, hasta puede que salga en los libros de Historia. Y no solo eso. Fue el sueño cumplido de muchísimos.

Puede que The Wall no sea el mejor disco de Pink Floyd, teniendo en cuenta toda su gran artillería musical. Pero todos estamos de acuerdo en que es uno de los mejores discos conceptuales de la historia. Con un alto, altísimo contenido social, The Wall gusta. The Wall atrae, The wall enamora. Más allá de la emoción de estar ahí y de la música en sí, sorprende lo majestuoso de la puesta en escena.

Proyecciones que te llegan al alma, una pared inmensa que de a poco logra cubrir el escenario y luego es derribada, muñecos móviles gigantes (hasta el mítico cerdo volador de la tapa de Animals elevándose en el aire), explosiones, todo esto sumándole al impactante y abrazador sonido, como de cine, dejando a la mayoría con la necesidad de mirar a sus espaldas para verificar si los niños de Another Brick in the Wall, los coros y los aviones estaban de verdad a sus espaldas.

Vale rescatar como The Wall sigue llamando la atención, como Roger se sigue superando, como Pink Floyd sigue conquistando pese a su vacio existencial. Waters reinventa el álbum con cada tema, llenándolos de imágenes que te dejan pensando profundamente en el verdadero mensaje que quiere trasmitir.

Momento épico: mientras sonaba Mother, se proyectaba en la pared como respuesta automática a la estrofa “Should I trust the government?”: “Ni cagando” en forma de grafitti. Estas y otras proyecciones como símbolos islámicos, cruces y logos de grandes compañías multinacionales cayendo como bombas al final de Goodbye Blue Sky, nos dejaban mucho que pensar.

La calidad musical de los aparentes donnadies que acompañaban a Roger es de admirar al punto de cerrar los ojos y dejarse llevar. Si bien da para un letargo armonioso la gran mayoría de los temas de Pink Floyd, el rock más puro de este trabajo también estuvo presente y se manifiesta en la pieza Young Lust que se engancha a One of My Turns. Es una redundancia decir que no hubo picos más altos que otros en esta ceremonia invaluable para los sentidos.

(via: Dreamstates TV)

Y aunque (estoy más que segura) todos esperábamos como sorpresa a un Gilmour saliendo del escenario, o aunque sea un Wish You Were Here como obsequio, el público quedo mucho más que conforme.

Para terminar, cierro con una ciertísima estrofa del artículo de la página 9 de la revista Viva del 11 de marzo que rezaba lo siguiente:

“(…) Y al poco tiempo cada uno volverá a su ocupación y se tendrá que hacer cargo de su pared interior ya sin Roger Waters pero con la míticas canciones de Pink Floyd como placebo para el alma.”

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3 Responses to Roger Waters y su muralla: Epic concert is epic

  1. Gustavo says:

    muy buena articulo… felicidades…

  2. Rodrigo says:

    Wish I was there :’)

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