Spotify en Paraguay: creo que ya no voy a bajar más música
Escuchar música vía streaming no era lo mío para nada. ¿Para qué esperar a que cargue todo una canción si la puedo reproducir de inmediato y sin trabas en mi reproductor? Ese pensamiento fomentador de ilegalidad estaba convencido de que lo iba a llevar a la tumba, o al menos hasta que chorreé plata como para comprar toda la música que escucho en el formato que más me guste.
Spotify es el principal servicio de música vía streaming en el mundo y llegó en estos días de manera oficial a Paraguay. Fue el anuncio musical del año en nuestro país, casi o más importante que el anuncio de que Metallica llega el año que viene. Más importante porque hasta Metallica, todos sus primos, hermanos, tíos y abuelos están en Spotify.
Ya conocía a varios amigos que estaban usando este servicio en forma clandestina (simular que tu IP es yanqui es más fácil de lo que parece) y me contaban sobre las bondades de este servicio… no llegaron a convencerme. Pasó el tiempo hasta que un día me llega un mail mágico diciéndome que me van a dar una cuenta premium por un mes para probar y dejar mis impresiones aquí, cosa que haré a continuación.
Con un catálogo aparentemente infinito, no les puedo decir lo que no vi en Spotify, pero si les puedo decir que tuvo todo lo que estaba buscando y necesitando, pasó mi prueba de fuego con creces. Usando de forma constante en estos días el servicio ya anoté unas cuantas decenas de artistas para profundizar sus escuchas.
Todo eso gracias a las sugerencias que te tira en la sección “Descubrir” y si querés cavar más hondo, te vas a la radio de los artistas nuevos que acabas de descubrir, así hasta un inception sin final de propuestas musicales que jamás ibas a descubrir en tan poco tiempo escuchando sólo radios FM.
Este servicio está disponible en dos versiones. Una es gratis, pero ni tanto, el precio que pagas por esa versión es comerte un montón de tandas publicitarias entre tema y tema, algo que ha de ser bastante corta onda; la otra es Premium que abonando USD 5,99 (bah, redondeémosle a 6) mensuales accedes al catálogo completo sin ninguna publicidad y hasta tenés un modo offline en el que podes escuchar tu música sin necesidad de estar conectado a Internet. Yo que vos elijo la segunda opción, esta gente se merece tu dinero.
No es por hacerme del exquisito, pero tiene que ser un producto demasiado bueno el tuyo como para que de un día para el otro me cambies por completo el paradigma que tenía sobre la forma que tenía de escuchar música y convencerme que puede ser aún mejor si me suscribo al mismo. Spotify lo es.
Todavía me cuesta creer el alto lavado de cerebro que me hicieron para que se me estén yendo progresivamente las ganas de seguir descargando discos. Proselitistas de la antipiratería apuesten todo su arsenal aquí.
Calificación: está tan buena como Olivia Wilde en pelotas dándote de comer pollo frito.
Sobre el autor
Vidal D. Anti fair play. Dona textos en Rock en Paraguay, The Ventan y en la revista La Factory. Seguile en Twitter, está como @vidaldel92, de vez en cuando suele decir cosas súper interesantes que te van a cambiar la vida.
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